“¡La gran Familia Trinitaria hace vivo y actual el carisma trinitario!” (San Juan Pablo II, 4/7/1988). “¡Juntos, hacia el futuro en fidelidad al carisma, es como nos quiere la Iglesia!” (Fr. José Gamarra, Salamanca, 31/08/1986).
La Familia Trinitaria desde Majadahonda (Madrid) 1986 hasta nuestros días, sigue un camino de señales luminosas generadoras de entusiasmo en torno al Carisma Trinitario. Iniciamos estas líneas con un recuerdo agradecido para todos los hermanos y hermanas (religiosos, monjas, religiosas, laicos, cofrades, voluntarios y jóvenes trinitarios) que a lo largo de estos años han hecho y hacen posible el camino, con un lema apasionante: “Somos Familia”.
San Juan Bautista de la Concepción escribe que somos vasos escogidos para llevar por el mundo el nombre sublime y adorable de la Santísima Trinidad (Obras completas, Tomo III, 10). Y en sus escritos leemos también que en el principio de nuestra Orden Trinitaria el Espíritu que se comunicó era del cielo, y era fuego que quemó a nuestros Padres e incendió sus corazones en una caridad tan grande que les llevó a ejercitarse en obras de caridad maravillosas (Santo Reformador, Obras Completas, III, 942).
1. ITINERARIO DE LA FAMILIA TRINITARIA DESDE EL CONCILIO VATICANO II
A partir del Concilio Vaticano II la Orden y los Institutos religiosos trinitarios rápidamente se dispusieron para actualizar las propias Constituciones, y esta tarea se debía hacer con la participación de todos, de forma sinodal. Después del tiempo de la Legislación ad experimentum, para el 1986 la Orden de los Religiosos y de las Monjas, así como los demás Institutos de Hermanas Trinitarias de Valence, de Roma, de Mallorca, de Valencia y de Madrid tenían aprobadas las nuevas Constituciones. Merece la pena señalar un detalle que facilitó el camino como Familia Trinitaria: todas las nuevas Constituciones después del Vaticano II, en su raíz, hacen referencia a la Regla de San Juan de Mata, y Trinidad y Redención son los dos polos comunes para todos.
Para facilitar el itinerario en vista de la Asamblea Intertrinitaria del 2023 nos vamos a servir sobre todo de las Asambleas Intertrinitarias celebradas ordinariamente cada seis años. La llegada a la Primera Asamblea Intertrinitaria de 1986 ha supuesto camino y compromiso previo durante años.
Con motivo del Primer Centenario de la Restauración en España (1979), en septiembre-octubre, se celebró la Congregación General en Pozuelo (Madrid). Señalamos un dato histórico, pues, por primera vez fueron invitadas las Madres Generales de los Institutos Trinitarios a una Congregación General de la Orden. A partir de entonces el espíritu de Familia creció visiblemente tanto que se procedió a llevar a cabo en España, durante algunos años, un Plan de Formación Trinitaria en Familia. En Rocca di Papa se celebró un importante Congreso sobre el Apostolado Redentor, del 26 de septiembre al 5 de octubre del 1982, fue un Congreso abierto a la participación de los Institutos Femeninos Trinitarios y del Laicado Trinitario. Aprovechando la Beatificación del Padre Domingo Iturrate se celebró en la Curia General de la Orden el Congressus Familiae Trinitariae de Roma, octubre-noviembre 1983. A partir de este momento al Ministro General de la Orden, P. Fr. José Gamarra, le tocaría preparar el terreno para una Primera Asamblea Intertrinitaria.
2. VUELTA AL EVANGELIO Y A LOS ORÍGENES
Es evidente que el espíritu familiar conoció en el posconcilio un vigoroso impulso en las diferentes ramas de la familia trinitaria. Desde el principio se ha percibido la necesidad de volver a nuestras raíces y de descubrir juntos los retos comunes del carisma en la espiritualidad, la fraternidad, el apostolado, las vocaciones, la formación...
Un reto ha aparecido enseguida como el más urgente: la promoción del Laicado como parte integrante y esencial de la Familia Trinitaria. Los religiosos, las monjas y las religiosas se habían puesto al día en cuanto a la Legislación que pedía la Iglesia, pero los laicos necesitaban ayuda. Los temas formativos (aspectos histórico, bíblico, teológico, pastoral, humano-espiritual, litúrgico, económico, canónico, de nuestro espíritu y carisma) y el Cuestionario, enviados en cuatro lenguas a toda la Familia, con la libre participación de todos para preparar y celebrar la Primera Asamblea Intertrinitaria, proporcionaron luz abundante y generaron mucho entusiasmo.
Se había logrado un buen ambiente y disposición para colaborar y compartir. Los importantes temas formativos con preguntas para la reflexión y el Cuestionario estaban abiertos a todos en la Familia, de forma sinodal. Hubo una admirable respuesta en los Religiosos, las Monjas, los Institutos de Hermanas Trinitarias y Oblatas, y en las Asociaciones del Laicado. Por los resultados del Cuestionario se podía constatar un fuerte deseo por descubrir juntos la espiritualidad trinitaria, después venían los otros importantes temas sobre la fraternidad, las vocaciones y formación, el apostolado (cristianos perseguidos, cárceles, casas de acogida y promoción, centros educativos, jóvenes marginados, hospitales, misiones, parroquias), y atención especial sobre el Laicado Trinitario.
3. 1ª ASAMBLEA INTERTRINITARIA DE MAJADAHONDA 1986 (MADRID)
Hablando de Majadahonda, permitidnos un recuerdo afectuoso y agradecido al P. Fr. José Gamarra Mayor, Ministro General de entonces (muerto en olor de santidad en el 2012), quien animó y impulsó el proceso de revitalización del espíritu de Familia Trinitaria, y con él a la Presidenta Federal de las Monjas (Madre Inmaculada Melado); a las Madres Generales de los Institutos de Valence (Madre Reine Marie Planchon), Sevilla (Madre Pilar Ormad), Roma (Madre Santina Villella), Mallorca (Madre María Camps), Madrid (Madre Celina Marcos) y Valencia (Madre María Nieves Pérez); a la Presidenta del Instituto Secular “Oblatas de la Santísima Trinidad” (Maria Caldato) y a los Representantes de los Laicos Trinitarios (Nicola Calbi y Arsenia Conde) que apoyaron y se comprometieron con la idea de celebrar la Primera Asamblea Intertrinitaria con el lema: “Somos Familia”. El ConcilioVaticano II promoviendo un proceso de “aggiornamento” de las Familias Espirituales nos ha permitido llegar a este momento ilusionante.
De los 150 participantes previstos se optó por hacer tres partes iguales (religiosos, religiosas y laicos). Y prevaleció el criterio de dar un tiempo proporcionado para cada uno de los muchos argumentos presentados de tal modo que prevaleciera la escucha de cada una de las ramas de la familia trinitaria. Al tema de la espiritualidad trinitaria, que fue el más sugerido en el Cuestionario, se le dedicó un tiempo especial y estuvo a cargo del P. Ignacio Vizcargüénaga. El tema de los Perseguidos por la fe fue presentado por el P. Jean Paul Regimbal y objeto de una oración especial dirigida por el P. Quirin Leeuw con el motivo de fondo del Jesús Nazareno Rescatado presente en el Monte de las Cruces, símbolo de la persecución religiosa en Lituania.
En la Declaración de Familia de Majadahonda 1986 se ponen los cimientos modernos para el proceso a seguir como Familia Trinitaria, que redescubre el “gozo de ser y de sentirse familia”. He aquí las más significativas señales luminosas comunes: Peculiar consagración a la Trinidad Redentora, fuente, modelo y meta del servicio redentor y del servicio misericordioso; Proyecto carismático brotado desde raices comunes en la misión misericordiosa redentora; Espiritualidad compartida con diversidad de matices y estilo propio de vida; Familia unida por el don de una Madre común, María, “maestra de la escucha”, ejemplo en el camino de redención y guía hacia la Trinidad.
Algunas propuestas operativas de la Asamblea
En esta Asamblea surgieron propuestas significativas para el camino: En vista del futuro Proyecto de Vida del Laicado Trinitario, de acuerdo al Derecho Canónico del 1983, se pide que por ahora se logren unas Lineas Esenciales en las que se puedan reconocer los grupos que deseen llamarse y ser trinitarios. Mientras esto se realice, la Asamblea desea que se sigan elaborando los Estatutos particulares, de acuerdo a las diversas condiciones y situaciones locales o regionales. Además, la Asamblea pide que “sea revalorizada y revitalizada la Orden Secular Trinitaria (O.S.T.)”.
La Asamblea, para crecer en el espíritu del “Somos Familia” afirma que “se ve oportuna la creación de un Consejo Permanente de la Familia Trinitaria”, es decir, crear un Organismo, dentro de la Familia (el COPEFAT), “en el que participen los representantes de la misma familia”. Dicho Consejo, con un mínimo de estructuras operativas comenzará a ponerse en diálogo con toda la familia, y a promover en ella la comunión, la participación y la misión propias de nuestro carisma Trinitario-Redentor.
Algunas invitaciones de la Asamblea
Colaborar en “posibles Fundaciones comunes en el servicio de redención”; Colaborar para redactar un Programa de formación válido para todos, con líneas teológicas fundamentales, según el carisma trinitario; En esta Asamblea se desea, además “que se llegue a un Consejo de Laicos en cada uno de los niveles: internacional, nacional y local”.
Atención especial a las esclavitudes actuales
Entre los desafíos del momento, la Asamblea, destaca uno “que interpela a la Familia Trinitaria”: la pobreza y la marginación del tercer mundo. Exhorta, además, a que se dé una “atención muy especial a la juventud actual, amenazada por muchas esclavitudes”.
En esta Asamblea 1986 se han cuidado de forma especial los momentos de oración, la Eucaristía, los tiempos de reflexión y estudio, los trabajos por grupos y el ambiente comunitario.
La Asamblea se clausuró en Salamanca ante las reliquias de San Juan de Mata. Allí, los superiores y superioras generales junto con algunos representantes de los laicos firmaron la llamada «declaración de Madrid sobre la Familia Trinitaria» (31-VIII- 1986), elemento propulsor y de referencia del nuevo espíritu de familia. Esta Declaración de Madrid concluye con las siguientes palabras dirigidas a toda la Familia Trinitaria: “En un mundo que sufre persecución y opresión por esclavitudes nuevas y antiguas, golpeado en sus valores fundamentales de justicia, queremos recoger el anhelo de liberación, ser portadores de alegría, signos de comunión y testigos de una nueva esperanza en la luz y en el amor de la Trinidad”.
Isidoro Murciego